Los NT/ significan notas de la traductora, es decir yo, para aclarar pequeñas cosas.
Sin más dilación...
Capítulo
1: UNA SITUACIÓN COMPLEJA
DE
LAS NOTAS DEL DOCTOR JERBAL ARGÓN, DEL GREMIO DE PSICÓLOGOS
- Artemis Fowl, una vez autoproclamado mente maestra criminal, ahora prefiere el término joven genio. Aparentemente ha cambiado. (Nota para mí mismo: me mantengo en una actitud crítica)
- En los pasados seis meses, Artemis ha estado experimentando semanalmente unas sesiones de terapia en mi clínica, en un intento de superar un grave caso de complejo de Atlantis, una condición psicológica que aparece como resultado de entrometerse en la magia de las criaturas. (Para servirse de ella directamente, fangosillo estúpido).
- Recordar que tengo que presentar una factura exorbitante a la PES.
- Artemis parece estar curado. ¿Es esto probable o incluso posible?
- Discutir de mi teoría de la relatividad con Artemis. Podría añadirlo y hacer un interesante capítulo en mi libro: Frustrando a Fowl: Burlándonos del sabeloto. (A los editores les encanta el título, ¡Ka-ching!* ((NT/ ésto es el ruido de una caja registradora))).
- Encargar más analgésicos para mi maldita cadera.
- Emitir un certificado sobre la buena salud mental de Artemis. Final de la sesión de hoy.
OFICINA
DEL DOCTOR ARGÓN, CIUDAD REFUGIO, LOS ELEMENTOS DEL SUBSUELO
Artemis Fowl cada
vez estaba más impaciente. Argón llegaba tarde. Esta sesión final era tan innecesaria como las seis pasadas. Él estaba completamente
curado, ¡por amor de Dios! ¡Y desde la semana dieciocho! Su
prodigioso intelecto había acelerado el proceso, y él no tendría
que juguetear con sus pulgares por el requerimiento de un psiquiatra
gnómico.
Al principio,
Artemis paseó por la oficina, negándose a ser tranquilizado por el
muro de agua, con sus suaves luces ambientales palpitando; más
tarde, se sentó en la cabina de oxígeno, donde consiguió calmarse
bastante más.
En efecto, la
cabina de oxígeno, pensó,
agachando la cabeza rápidamente fuera de la sala.
Finalmente la puerta
siseó y se deslizó hacia un lado, dejando entrar al doctor Argón
en su oficina. El rechoncho doctor cojeó hasta su silla. Se dejó
caer en ella y golpeó los controles del apoyabrazos hasta que la
bolsa de gel bajo el lado derecho de su cadera, resplandeció
suavemente.
-Aaaahh-suspiró.-
Mi cadera me está matando. Honestamente, nada funciona. La gente
cree que conoce el dolor, pero ellos no tienen ni idea.
-Llegas tarde-
señaló Artemis en un fluido gnómico y con una voz carente de
simpatía.
Argón suspiró
felizmente de nuevo porque la caliente almohadilla estaba trabajando
con su cadera.
-Siempre con prisas,
fangosillo. ¿Por qué no tomaste una bocanada de oxígeno o
meditaste con la pantalla de agua? Los monjes Hey-hey apelan a Dios
de una forma irrespetuosa (NT/ maldicen (?)) por esas pantallas de
agua.
-Yo no soy un
sacerdote mágico, Doctor. Lo que esos monjes hagan tras el primer
gong me interesa muy poco. ¿Podemos proceder con mi rehabilitación
? ¿O prefieres hacerme perder más el tiempo?
Argón resopló y se
echó hacia adelante, abriendo un archivo sobre el escritorio.
-¿Por qué cuanto
más sano estás, más desagradable te vuelves?
Artemis cruzó las
piernas, su lenguaje corporal reflejaba que estaba relajado por
primera vez.
-Esa ira reprimida,
Doctor, ¿de dónde proviene?
-Vamos a cumplir con
tu disposición, ¿de acuerdo, Artemis? Voy a mostrarte algunas
manchas de tinta y tú tendrás que contarme lo que ellas te
sugieren.
El quejido/gemido de
Artemis fue alargado y teatral.
-Manchas de tinta.
Oh, por favor. Mi lapso de vida es considerablemente más corto que
el suyo. Yo prefiero no perder el tiempo en pruebas inútiles.
Podemos también leer las hojas del té o adivinar el futuro con las
entrañas de un pavo.
-Las lecturas de
manchas de tinta son un indicador fiable de la salud mental-objetó
Argón.- Probado y comprobado.
-Probado por
psiquiatras para psiquiatras- resopló Artemis.
Argón puso una
carta boca abajo sobre la mesa.
-¿Qué ves en esta
carta?
-Veo una mancha de
tinta- dijo Artemis.
-Sí, pero, ¿qué
es lo que te sugiere?
Artemis sonrió de
una forma supremamente molesta.
-Veo la carta
quinientas treinta y cuatro.
-¿Perdón?
-La carta quinientas
treinta y cuatro- repitió Artemis.- De una serie de seiscientas
cartas de manchas de tinta. Las he memorizado durante nuestras
sesiones. Ni siquiera las has barajado.
Argón miró el
número que había en la parte de atrás de la carta: 534. Por
supuesto.
-Conociendo el
número no respondes a la pregunta. ¿Qué es lo que ves?
Artemis dejó que su
labio temblase.
-Veo un hacha de la
que chorrea sangre. También a un niño asustado y a un elfo vestido
con la piel de un troll.
-¿De verdad?- Argón
ahora sí que estaba interesado.
-No, claro que no.
Veo un edificio seguro, quizá el hogar de una familia, con cuatro
ventanas. Una mascota confiable y un camino que conduce desde la
puerta hacia la lejanía. Creo, que si miras en tu manual,
encontrarás que estas respuestas están dentro de los parámetros
saludables.
Argón no necesitaba
mirar. El fangosillo estaba en lo cierto, como siempre. Tal vez,
podría sorprender a Artemis con su nueva teoría. No era parte del
programa, pero podría obtener algo de él al respecto.
-¿Has oído sobre
la teoría de la relatividad?
Artemis pestañeó.
-¿Es una broma? He
viajado en el tiempo, Doctor. ¡Creo que sé algo sobre la
relatividad!
-No, no esa teoría.
La mía propone que todas las cosas mágicas están relacionadas e
influenciadas por antiguos hechizos o por puntos calientes.
Artemis se frotó la
barbilla.
-Interesante, pero
creo que tu postulado debería ser llamado la teoría de la relación.
-Como sea,- dijo
Argón, quitándole importancia.- Hice una pequeña investigación y
resulta que los Fowls han sido una molestia para la gente del
subsuelo de vez en cuando desde hace miles de años. Docenas de tus
antepasados han intentado conseguir nuestro oro, pero sólo tú
tuviste éxito.
Artemis se sentó
derecho. Esto era interesante.
-Y yo nunca supe
sobre esto porque le borrasteis la memoria a mis antepasados.
-Exacto,-dijo Argón,
emocionado de haber captado toda la atención de Artemis.-Cuando era
un muchacho, tu propio padre logró atrapar un enano que estaba
siendo guiado hacia la finca. Imagino que todavía sueña con ese
momento.
-Bien por él.- Un
pesamiento golpeó a Artemis.- ¿Por qué estaba el enano siendo
atraído hacia nuestra propiedad?
-Porque allí, los
residuos mágicos están fuera de escala. Algo sucedió en la finca
Fowl una vez. Algo enorme, mágicamente hablando.
-Y esta persistente
energía plantaba ideas en las cabezas de los Fowls y nos empujaba a
creer en la magia,- murmuró Artemis casi para sí mismo.
-Es una situación
como la del goblin y el huevo.¿Pensaste en la magia y encontraste
magia? ¿O fue la magia la que te hizo buscar la magia?
Artemis tomó
algunas notas en su smartphone.
-Y este gran evento
mágico... ¿Puedes ser más específico acerca de él?
Argón se encogió
de hombros.
-Nuestros registros
no llegan tan lejos. Diría que estamos hablando sobre cuando todavía
los seres mágicos vivían en la superficie, hace más de diez mil
años.
Artemis se levantó
y se cernió sobre el gnomo regordete. Sentía que le debía algo al
doctor por contarle sobre la teoría de la relación.
-Doctor Argón,
¿tuvo los pies torcidos hacia adentro?
Argón estaba se
sorprendió de que diese una respuesta honesta tan rápidamente a una
pregunta personal, muy inusual para un psiquiatra.
-Sí, los tuve.
-¿Y fuiste forzado
a llevar unos zapatos correctivos con unas suelas especiales?
Argón estaba
intrigado. No había pensado en esos horribles zapatos en muchísimo
tiempo. Hasta ese momento, él los había olvidado.
-Sólo uno, en mi
pie derecho.
Artemis asintió
sabiamente, y Argón se sintió como si los papeles se hubiesen
cambiado, y ahora, él fuese el paciente.
-Yo diría que el
pie volvió a su forma correcta, pero el fémur se torció
ligeramente en el proceso. Un simple aparato ortopédico debería
solucionar tu problema de cadera.- Artemis sacó una servilleta
doblada de su bolsillo.-Hice un diseño mientras me hacías esperar
en las sesiones. Potrillo debería ser capaz de construirte el
aparato. Puedo haberme equivocado en algunos centímetros, porque he
calculado aproximadamente tus dimensiones, así que es mejor que te
midas.- Apoyó las dos manos sobre la mesa.- ¿Puedo irme ya? ¿He
cumplido con mi obligación?
El doctor asintió
sombríamente, pensando que posiblemente podría omitir esta sesión
en su libro. Vio como el chico cruzaba la oficina y se agachaba para
pasar por la puerta.
Argón estudió el
dibujo de la servilleta y supo instintivamente que Artemis tenía
razón respecto a su cadera.
O ese muchacho es
la criatura más cuerda del planeta, o está tan perturbado que
nuestras pruebas no son capaces siquiera de arañar la superficie.
Argón cogió un
sello de su escritorio y sobre la cubierta del archivo de Artemis
estampó la palabra 'FUNCIONAL' en grandes letras rojas.
Eso espero,
pensó. Realmente lo espero.
El guardaespaldas
Mayordomo, esperaba a Artemis afuera de la oficina del Dr. Argón, en
una enorme silla que le había regalado el centauro Potrillo de la
PES.
-¡No puedo soportar
verte sentado en un taburete de duende!- Le había dicho Potrillo.-
Hace daño a mis ojos. Pareces un mono pasando un coco.
-De acuerdo, - había
dicho Mayordomo en su natural tono grave.- Acepto el regalo, pero
sólo para que sigas conservando tus ojos.
Aunque en realidad,
estaba muy contento de tener una silla cómoda, puesto que él tenía
seis pies de altura y estaba en una ciudad construida para alguien de
tres.
El guardaespaldas se
levantó y se estiró. Gracias a Dios, Argón tenía un gusto por lo
grandioso y el techo era el doble de alto que en los estándares
normales del subsuelo. De no haber sido ese caso, no podría ni estar
de pie en la clínica. En su opinión, el edificio, con sus techos
abovedados, tapices con motas doradas y puertas correderas de madera,
parecía más un monasterio donde los monjes habían hecho voto de
sus riquezas que de un centro médico. Sólo el láser desinfectante
de la pared y el pase ocasional de alguna duendecilla enfermera, daba
indicios de que estaban en una clínica.
Estoy tan
contento de que ésto esté llegando por fin a su fin,
Mayordomo había pensado esto al menos una vez cada cinco minutos
durante las últimas dos semanas. Él había estado en espacios
reducidos muchas veces; pero había algo sobre estar confinado en una
ciudad sujeta a la parte inferior de la corteza terrestre, que le
hacía tener claustrofobia por primera vez en su vida.
Artemis emergió de
la oficina de Argón con una sonrisa de autosuficiencia más
pronunciada incluso que la habitual. Cuando Butler se fijó en esa
expresión, supo de inmediato que su jefe había recuperado su
control y sus facultades y que el Complejo de Atlantis estaba curado
oficialmente.
No más contar
palabras. No más miedo irracional al número cuatro. No más
paranoias y desilusiones. Gracias a Dios.
Él preguntó, de
todas maneras, para estar seguro.
-¿Cómo estás,
Artemis?
Artemis se abotonó
su chaqueta azul marina de lana.
-Estamos bien,
Mayordomo. Esto quiere decir que yo, Artemis Fowl II, estoy funcional
al cien por cien, que es cinco veces la funcionalidad de una persona
corriente. O diciéndolo de otra manera: 1.5 Mozarts o tres cuartas
partes de Da Vinci.
-¿Sólo tres
cuartas? Estás siendo modesto.
-Correcto,-dijo
Artemis sonriendo.- Lo soy.
Los hombros de
Mayordomo se relajaron. Ego inflado y confianza suprema en sí mismo.
Sin duda era el Artemis de siempre.
-Muy bien, vamos a
recoger al escolta y nos ponemos en camino entonces. Quiero sentir el
sol en mi cara. El sol real, no las lámparas que tienen aquí abajo.
Artemis sintió una
punzada de simpatía por su guardaespaldas, una emoción que había
experimentado más y más en los recientes meses. Ya era
suficientemente difícil para Mayordomo pasar desapercibido entre los
humanos, pero en el subsuelo, ni llevando un traje de payaso y
haciendo malabares con bolas de fuego, habría llamado tanto la
atención.
-Muy bien,-estuvo de
acuerdo Artemis.- Vamos a recoger a nuestro escolta y salir de aquí.
¿Dónde está Holly?
Mayordomo señaló
hacia el pasillo.
-Donde suele estar
normalmente: con el clon.
La capitana Holly
Canija de la Policía de los Elementos del Subsuelo, Sección de
Reconocimiento, miraba fijamente el rostro de su archienemiga y sólo
sentía lástima. Por supuesto, si ella hubiese estado mirando a la
verdadera Opal Koboi y no a un clon, entonces, la lástima no habría
estado en las últimas palabras de su lista, pero sí muy por debajo
de rabia y disgusto intenso que raya el odio.
Pero se trataba de
un clon. Holly sentía lástima por ella porque era una criatura
patética y tonta que nunca había pedido ser creada.
La clonación era
una ciencia prohibida tanto por razones religiosas como por las
razones más obvias, sin una fuerza de vida o un alma que diese
energía a sus sistemas, los clones estaban condenados a una corta
vida de negligente actividad cerebral e insuficiencia orgánica.
Esta clon en
particular, había vivido la mayor parte de sus días en una
incubadora, luchando por cada inhalación desde que había sido
alejada de la crisálida en la que había crecido.
-No por mucho más
tiempo, pequeña,- susurró Holly, tocando la frente de la duende a
través de los guantes estériles de la pared de la incubadora.
Holly no podría
decir porqué había comenzado a visitar a la clon. Quizás porque
Argón le había comentado que nadie lo hacía.
Ella vino de
ninguna parte. No tiene amigos.
Ahora, ella tenía
al menos dos amigos. Artemis se había unido a Holly en las visitas y
a menudo se sentaba junto a ella, lo que era extraño en él.
La designación
oficial del clon era Experimento 14 No Autorizado, pero alguien de la
clínica la llamó ingeniosamente Nopal, que era un cruel juego de
palabras con Opal y no pal* (NT/ no amigos). Cruel o no, el nombre se
quedó; y ahora, incluso Holly lo usaba, aunque con ternura.
Argón le había
asegurado que el Experimento 14 No Autorizado no poseía facultades
mentales, pero Holly estaba segura de que a veces, los ojos de Nopal
reaccionaban cuando ella la visitaba. ¿Podía reconocerla?
Holly miró los
delicados rasgos de Nopal y fue inevitable que recordase a la donante
del gen del clon.
Esa duende es
veneno, pensó amargamente. Todo
lo que toca se marchita y muere.
Artemis entró en la
habitación y se quedó junto a ella, dejando una mano descansar
sobre su hombro.
-Ellos están
equivocados respecto a Nopal,- dijo Holly.- Ella siente cosas. Ella
entiende.
Artemis se
arrodilló.
-Lo sé, le enseñé
algo la semana pasada. Mira.
Artemis colocó su
mano en el cristal, golpeándolo ligeramente con los dedos en una
lenta secuencia, construyendo un ritmo.
-Esto es un
ejercicio diseñado por el Dr. Parnassus de Cuba. Él lo utiliza para
generar una respuesta en los bebés, e incluso en los chimpancés.
Artemis continuó
golpeando, y lentamente Nopal respondió, levantando sus manos
laboriosamente hasta las de Artemis, y comenzando a golpear el
cristal con torpeza en un intento de copiar el ritmo.
-¿Lo ves?- dijo
Artemis.- Inteligencia.
Holly le golpeó
suavemente, hombro con hombro, que era su versión de un abrazo.
-Sabía que tu
cerebro podía ser práctico a veces.
La bellota en el
pecho del uniforme de Holly vibró, y Holly tocó su auricular
wi-tech, aceptando la llamada. Un rápido vistazo a su ordenador de
pulsera le informó de que la llamada era del técnico de la PES,
Potrillo, y que el centauro la había clasificado de urgente.
-¿Qué pasa,
Potrillo? Estoy en la clínica, cuidando de Artemis.
La voz del centauro
fue clara a través de la red inalámbrica de Ciudad Refugio.
-Te necesito de
vuelta en la Police Plaza ahora mismo. Trae al fangosillo.
El centauro sonaba
dramático, pero Potrillo hacía de reina del drama incluso cuando su
soufflé de zanahoria se derrumbaba.
-Así no es como
funciona, Potrillo. Los consultores no dan ordenes a capitanes.
-Tenemos una visión
de Koboi proviniendo de un satélite. Es una transmisión en vivo,-
respondió el técnico consultor.
-Vamos para
allá,-dijo Holly, cortando la conexión.
Recogieron a
Mayordomo en el pasillo. Artemis, Holly, y Mayordomo eran tres
aliados que había resistido batallas, rebeliones y conspiraciones
juntos y había desarrollado su propia taquigrafía.
Mayordomo sabía que
Holly tenía su expresión de trabajo.
-¿Situación?
Holly no se paró y
siguió hacia adelante, obligando a los demás a seguirla.
-Opal,- dijo en
inglés.
La expresión de
Mayordomo se endureció.
-¿Por dónde la
vemos?
-Vía satélite.
-¿Origen?- preguntó
el guardaespaldas.
-Desconocido.
Los tres se
apresuraron hasta el patio de la clínica. Mayordomo se adelantó al
grupo y abrió la puerta en la que había una ventana por donde se
veía a un atento médico consolando a un paciente que estaba
llorando. (NT/ Decía así como 'la puerta antigua con bisagras donde
había una ventana... blah blah blah. Pero creo que eso queda feo,
así que lo suprimo)
-¿Vamos a tomar el
Stick*?-preguntó el guardaespaldas en un tono que sugería que él
prefería no coger el Stick. (NT/ Stick es palo o barra, pero
queda mejor en inglés, así que lo dejo sin traducir)
Holly atravesó la
puerta.
-Lo siento,
grandullón, hora de coger el Stick.
Artemis no había
cogido nunca un transporte público, ni humano, ni mágico. Así que
él preguntó: ¿Qué es el stick?
El stick era el
nombre de la calle por la que una serie de cintas transportadoras
pasaban en bandas paralelas a lo largo de la red de bloques de Ciudad
Refugio. Era un antiguo y confiable medio de transporte de un tiempo
menos pleitista, el cual funcionaba de una manera similar a ciertos
sistemas de calzada de algunos aeropuertos humanos. Había
plataformas atravesando toda la ciudad, y todo lo que una persona
tenía que hacer era entrar en una cadena y agarrar uno de los tallos
de fibra de carbono que brotaban de ella. De ahí el nombre de Stick.
Artemis y Mayordomo
había visto, por supuesto, el Stick antes, pero Artemis nunca había
planeado utilizar ese indigno medio de transporte y no se había
molestado siquiera en saber su nombre.
Artemis sabía que,
con su famosa falta de coordinación, cualquier intento de saltar
sobre la cinta, daría lugar a una humillante caída. Para Mayordomo,
el problema no era la coordinación. Él sabía que con su
envergadura, le sería difícil entrar sus pies en la anchura de la
correa.
-Ah, sí,- dijo
Artemis.-El Stick. ¿No sería más rápido un taxi verde?
-No,- dijo Holly,
presionando a Artemis a subir la rampa de la plataforma. Entonces, en
el momento justo, lo empujó. Artemis dio un paso inconsciente sobre
la cinta y su mano aterrizó en un Stick.
-Hey,- dijo Artemis.
Quizás fuese la tercera vez en su vida en la que hablaba de manera
informal.-Lo hice.
-Próxima parada,
las Olimpiadas,- dijo Holly, quien se había montado detrás de él.-
Venga, guardaespaldas,- llamó por encima del hombro a Mayordomo.- Tu
jefe se está dirigiendo a un túnel.
Mayordomo miró a la
elfa de una forma que habría acobardado a un toro. Holly era una
amiga querida, pero sus bromas podían ser despiadadas.
Mayordomo se acercó
de puntillas a la cinta, apretando sus enormes pies en una sola
sección y doblando las rodillas para poderse agarrar al stick.
Parecía la bailarina más voluminosa del mundo, tratando de arrancar
una flor.
Holly podría haber
sonreído si Opal Koboi no hubiese estado en su mente.
La cinta del Stick
llevó a sus pasajeros desde la Clínica de Argón, a lo largo del
borde de una plaza al estilo italiano, hacia un túnel.
Los duendes que
estaban comiendo al aire libre se quedaron de piedra y con el tenedor
a mitad entre la boca y el plato cuando el extraño trío pasó por
allí.
Un oficial vestido
con los trajes de la PES era bastante común, pero no lo era tanto el
ver a un humano desgarbado vestido como un director de pompas
fúnebres y a un hombre del tamaño de una montaña.
El túnel tenía
apenas tres pies de altura, por lo que Mayordomo era forzado a
agacharse. Con la nariz casi pegada a la pared, pudo darse cuenta de
que en ella estaban grabados hermosos pictogramas luminosos que
representaban episodios de la historia de las criaturas. De esa forma, los
jóvenes podían aprender algo sobre su patrimonio cada vez que
pasaban por allí.
Es maravilloso,
pensó Mayordomo; pero reprimió su admiración. Hacía tiempo que
había disciplinado a su cerebro para concentrarse en sus tareas de
guardaespaldas y no perder sus neuronas en cosas como aquellas.
Guárdatelo para
tu jubilación, pensó. Entonces
podrás volver la vista atrás y apreciar el arte.
Police Plaza era una
cima empedrada donde los mejores artesanos habían cuidadosamente
pavimentado una bellota, la insignia de la PES.
Para los oficiales
de la PES fue una total pérdida de tiempo, ya que por lo general
ellos no eran del tipo que se inclinan a mirar por las ventanas del
cuarto piso para admirar como la luz del sol artificial era atrapada
entre cada adoquín de oro de la hoja creando un hermoso conjunto.
En este día en
particular, parecía que todos los del cuarto piso se habían
deslizado como guijarros en una superficie inclinada y se habían
reunido en la Sala de Situación, justo al lado de la
oficina/laboratorio de Potrillo.
Holly atravesó a la
multitud extrañamente silenciosa usando los codos. Mayordomo
simplemente carraspeó una vez y la multitud se separó de inmediato
como si fuesen repelidos magnéticamente por el ser humano gigante.
Artemis tomó también este camino para llegar a la Sala de Situación
donde se encontraba el Comandante Camorra Kelp y Potrillo, absortos
en los acontecimientos de una gran pantalla.
Potrillo notó a la
gente tragando saliva , cosa que seguía a Mayordomo a dondequiera
que fuese en Refugio. Así que miró alrededor.
-Que los cuatros
estén contigo,- le susurró el centauro a Artemis. Su saludo/broma
estándar desde los últimos seis meses.
-Estoy curado, y tú
lo sabes bien,- dijo Artemis.- ¿Qué está pasando aquí?
Holly dejó un
espacio entre ella y el Comandante Camorra Kelp, quien parecía estar
transformándose con el tiempo en su antiguo jefe, Julius Remo.
El Comandante Kelp
estaba tan lleno de actitud gung-ho* que el había tomado del nombre
de Trouble (NT/ En inglés es el Comandante Trouble Kelp) después de
la graduación y había intentado arrestar a un troll por tirar
basura.
-Corte de pelo
nuevo, Capitán,- dijo Holly.- La remolacha tiene uno como ese.
El Comandante Kelp
no apartó los ojos de la pantalla. Holly estaba bromeando porque
estaba nerviosa, y Camorra lo sabía. Ella tenía razones para
estarlo. De hecho, sería más apropiado decir que tenía miedo,
porque era lo que le transmitían los demás.
-Mira a la pantalla,
Capitana,- dijo firmemente.- Es muy explicativa.
Había tres figuras
en la pantalla, un prisionero de rodillas y dos captores. Pero Holly
no consiguió localizar a Opal Koboi enseguida porque estaba buscando
entre el par que estaba de pie. Algo después, se dio cuenta, con una
sacudida, de que Opal era la prisionera.
-Esto es una
trampa,- dijo.- Eso debe ser.
El Comandante Kelp
se encogió de hombros. Observa.
Artemis se acercó
más a la pantalla, explorando la imagen para hallar información.
-¿Estás seguro de
que es en directo?
-Es una transmisión
en vivo,-dijo Potrillo.
-¿De dónde viene?
Potrillo miró el
mapa en su pantalla. La línea de llamada corrió desde un satélite
de Sudáfrica hasta Miami, y de allí a otros cientos de lugares.
Parecía el garabato de un niño enfadado.
-Se apoderaron de un
satélite y lanzaron la línea a través de unos proyectiles.* (O
algo así) Podrían estar en cualquier sitio.
-El sol está en lo
alto del cielo.- reflexionó Artemis en voz alta.- Creo que puedo
adivinar, por las sombras, que es mediodía. Si es una transmisión
en vivo, claro.
-Eso lo reduce a un
cuarto del planeta.- dijo mordazmente.
En la habitación
había una gran algarabía. En la pantalla, uno de los dos
corpulentos gnomos que estaba de pie delante de Opal sacó una
pistola automática humana, un arma que parecía un cañón en sus
dedos de criatura mágica.
Parecía como si la
temperatura hubiese caído de repente en la Sala de Situación.
-Necesito
silencio,-dijo Artemis.- Echa de aquí a toda esta gente.
Normalmente, Camorra
Kelp hubiese discutido con Artemis porque éste no tenía autoridad
para dejar vacía una habitación, y posiblemente hubiese invitado a
todavía más personas. Pero hoy no era un día como los otros.
-Todo el mundo
fuera,- ladró a los oficiales reunidos.-Holly, Potrillo, y el
fangosillo, quedaos donde estáis.
-Creo que yo me
quedaré también,- dijo Mayordomo.
Nadie objetó.
Habitualmente, los
oficiales de la PES se hubiesen quejado al ordenárseles moverse,
pero en este caso se apresuraron al monitor más cercano ansiosos por
no perderse un solo fragmento del despliegue de los acontecimientos.
Potrillo cerró la puerta tras ellos con un golpe de su casco.
Después oscureció el cristal de la ventana para que el exterior no
los distrajese. Los otros cuatro formaron un semicírculo irregular
delante de la pantalla, observando lo que parecían ser los últimos
minutos de la vida de Opal Koboi. De una de las Opal Kobois, al
menos.
Había dos gnomos en
la pantalla, ambos llevando unas máscaras que les cubrían toda la
cara y que eran anti-UV (NT/ Rayos ultravioletas). Unas máscaras que
podían programarse para parecerse a cualquiera. Estas habían sido
modeladas como Pip y Kip, dos populares gatitos de un programa de
dibujitos de televisión. Pero aun así se sabía que eran gnomos por
sus torsos robustos y sus antebrazos hinchados.
Opal tenía las
muñecas atadas y tenía la boca tapada con cinta adhesiva, y ella
parecía realmente aterrorizada.
El gnomo con la
pistola habló a través de una cosa en su máscara que transformaba
su voz en la de Pip el gatito.
-No puedo decirlo
más claro,- chilló, y de alguna forma la voz de dibujito hizo que
pareciese más peligroso. -Nosotros tenemos una Opal, y vosotros
tenéis a la otra. Si dejáis a la vuestra libre, nosotros no
materemos a ésta. Teníais veinte minutos, ahora tenéis quince.
Pip el gatito ladeó
el arma.
Mayordomo le dio un
toquecito al hombro de Holly.
-¿Ha dicho que...?
-Sí, quince minutos
u Opal está muerta.
Mayordomo metió un
pequeño traductor en su oreja. Esto era demasiado importante como
para confiar en su dudosa comprensión del gnómico.
Camorra Kelp no
podía creerlo.
-¿Qué clase de
trato es este? ¿Danos a un terrorista o matamos a otro?
-No podemos dejar
que asesinen a alguien delante de nuestros ojos,- dijo Holly.
-Exacto,- estuvo de
acuerdo Potrillo.- Nosotros no somos como los humanos.
Artemis aclaró su
garganta.
-Lo siento,
Artemis,-dijo el centauro.- Pero los humanos sois unos sanguinarios.
Vale, nosotros hemos tenido algún que otro duende poderoso y loco,
pero la mayoría de nuestra gente son amantes de la paz.
Probablemente por eso estamos viviendo aquí abajo, en primer lugar.
Camorra Kelp gruñó.
Gruñir era uno de sus mecanismos de liderazgo, y fue lo
suficientemente convincente como para ahogar las peleas.
-Centraos,-dijo.-
Necesito soluciones. Bajo ninguna circunstancia podemos liberar a
Opal Koboi, pero tampoco podemos quedarnos quietos y dejar que maten
a la otra.
El ordenador había
captado a Opal Koboi en la pantalla y había decidido abrir su
archivo en una esquina por si alguien necesitaba refrescar su
memoria.
Opal Koboi. Duende,
genio, empresaria e inventora. Dirigió la insurrección de los
goblins. Se clonó a sí misma para escapar de prisión e intentó
guiar a los humanos hasta Refugio. Responsable de la muerte del
Comandante Julio Remo. Tuvo implantada una glándula pituitaria
humana con la hormona de crecimiento (eliminada posteriormente). Una
versión más joven de Opal siguió a la Capitana Holly Canija desde
el pasado y en la actualidad está en nuestro presente. Se supone que
intentará liberar su yo encarcelada y volver a su tiempo. Opal está
está en un lugar sin precedentes en la lista de los más peligrosos
de la PES, ocupa tanto el puesto uno como el dos. Categorizada como
altamente inteligente, motivada y psicótica.
Éste es un audaz
movimiento, Opal, pensó
Artemis. Y con repercusiones catastróficas.
-¿Qué piensas,
Artemis?- preguntó Holly.
Artemis frunció el
entrecejo.
-Mi primera
impresión es que es un farol, pero los planes de Opal siempre tienen
en cuenta las primeras impresiones.
-Podría ser una
treta. Quizá los goblins simplemente le dispararán con una escopeta
de fogueo.
Artemis sacudió la
cabeza.
-No, eso no
provocaría otra cosa aparte de nuestro terror momentáneo. Opal ha
planeado esto de forma que hagamos lo que hagamos, ella gana. Si la
liberas, entonces es libre. Si la joven Opal muere, entonces...
¿Entonces qué?
Mayordomo lo
ponderó.
-Se pueden hacer
todo tipo de cosas con efectos especiales estos días. ¿Y si son los
gráficos los que hacen que su cabeza explote?
Artemis se sintió
decepcionado con esta teoría, sobre todo porque él ya la había
descartado.
-No, Mayordomo.
Piensa. No conseguiría nada con eso.
Potrillo bufó.
-De todas formas, si
ellos la matan, podremos saber pronto si todo esto es real o no lo
es.
Artemis medio rió.
-Cierto,
indudablemente lo sabremos.
Mayordomo gruñó.
Éste era uno de esos momentos en los que Artemis y Potrillo estaban
al corriente de algo científico y asumían que todos los demás en
la habitación también eran conscientes. Los momentos como estos
volvían loca a Holly.
-¿De qué estáis
hablando?- gritó Holly.- ¿Qué sabremos? ¿Cómo sabremos lo que
sea que es?
Artemis la miró
fijamente como si acabase de despertar de un sueño.
-¿De verdad, Holly?
¿Tienes dos versiones de la misma individuo ocupando el mismo tiempo
y no eres consciente de las ramificaciones?
En la pantalla, los
gnomos estaban de pie como estatuas detrás de la duende, la cual no
paraba de tiritar. Pip, el que iba armado, ocasionalmente miraba a su
reloj de muñeca levantando su manga con la pistola. Por lo demás,
esperaba pacientemente. Opal imploraba con sus ojos, mirando
fijamente a la lente de la cámara. Lágrimas gruesas corrían por
sus mejillas, brillando con la luz del sol. Su pelo parecía más
escaso y sucio. Su chándal, comprado sin duda en la sección de
niños de alguna tienda exclusiva, estaba rasgado en varios lugares,
y allí donde estaban había sangre. La imagen estaba en súper alta
definición, tan clara que parecía que mirases por una ventana. Si
todo esto era un truco, la joven Opal no lo sabía.
Camorra golpeó el
escritorio, algo que había adoptado de Julio Remo.
-¿Qué son las
ramificaciones? ¿Me cuentas?
-¿Quieres que te
explique lo que significa la palabra 'ramificaciones' ? ¿o lo que
son las ramificaciones?
Holly le dio un
codazo a Artemis en la cintura, para que se diera prisa.
-Artemis, no tenemos
mucho tiempo.
-Muy bien, Holly. El
problema es que...
-Venga,- imploró
Potrillo.- Déjame explicarlo. Éste es mi reino y voy a ser simple e
iré al grano. Lo prometo.
-Empieza, entonces,-
dijo Camorra, que era bien conocido por su amor hacia lo simple e ido
al grano.
Holly rió, como una
tos. No podía creer que continuasen actuando como siempre incluso
con una vida en juego.
Nos hemos vuelto
insensibles, como los humanos.
No importaba lo que
Opal hubiese hecho, ella seguía siendo una persona. Había habido
momentos oscuros en los que Holly había soñado con capturar a la
duende y darle un poco de justicia de los fangosos, pero esos días
habían pasado.
Potrillo tiró de su
flequillo peinado atrozmente.
-Todos los seres
estamos hechos de energía,- comenzó con su típica voz pomposa de
te estoy contando información muy importante y que solía usar en
situaciones como estas.-Cuando estos seres mueren, su energía se
disipa lentamente y regresa a la tierra.- Hizo una pausa dramática.-
¿Pero qué pasa si toda la existencia de un ser es de repente negada
por una anomalía cuántica?
Camorra levantó sus
brazos.
-¡Whoa! ¿Recuerdas
que serías simple e irías al grano?
Potrillo lo intentó
de nuevo.
-De acuerdo, si la
joven Opal muere, entonces la Opal mayor no puede continuar
existiendo.
Camorra tardó unos
segundos, pero lo entendió.
-Entonces, ¿pasará
como en las películas? ¿Ella se esfumará y nosotros nos quedaremos
un poco desconcertados pero la olvidaremos?
Potrillo rió.
-Esa es una teoría.
-¿Cuál es la otra
teoría?
El centauro
palideció de pronto y, por muy raro que parezca, le dejó la
palabra a Artemis.
-¿Por qué no
explicas esto un poco?- dijo.- Acabo de visualizar lo que está
pasando realmente y tengo que empezar a hacer llamadas.
Artemis asintió
cortante.
-La otra teoría fue
postulada por primera vez por vuestro profesor Bahjee hace quinientos
años. Bahjee cree que si el tiempo presente es contaminando con la
llegada de una versión más joven de un ser y esa versión después
muere, entonces la versión del presente de ese ser liberará toda su
energía de forma espontánea y violenta. Y no sólo eso, sino que
también todo lo que existe gracias a la joven Opal también entrará
en combustión.
'Violentamente' y
'entrar en combustión' eran palabras que Camorra Kelp entendía
bien.
-¿Liberar su
energía? ¿Cómo de violento?
Artemis se encogió
de hombros.
-Eso depende del
objeto o del ser. La materia se transforma instantáneamente en
energía. Una enorme fuerza explosiva será liberada. Podemos hablar
incluso de fisión nuclear.
Holly sintió cómo
su corazón se paraba.
-¿Fisión? ¿Fisión
nuclear?
-Básicamente,- dijo
Artemis.- Pero sólo por los seres vivos. Los objetos causarían
menos daño.
-¿Cualquier cosa
que Opal hiciese o en lo que contribuyese explotará?
-No, sólo las cosas
que ella hizo en los últimos cinco años, es decir, el período de
edades entre las dos Opal.
-¿Estás hablando
de todas las armas que utilizamos todavía?- preguntó Holly.
-Y los satélites,-
añadió Camorra.- Y uno de cada dos coches de la ciudad.
-Es sólo una
teoría,- dijo Artemis.- Hay todavía otra que sugiere que no pasaría
nada de nada, aparte de que una persona muera. La física supera a la
física cuántica y todo continúa como siempre.
Holly se encontró
de pronto con la cara roja de furia.
-Estás hablando
como si Opal estuviese ya muerta.
Artemis no estaba
seguro de qué decir.
-Estamos mirando
hacia el abismo, Holly, Dentro de poco, muchos de nosotros podríamos
estar muertos. Tengo que mantenerme objetivo.
Potrillo miró al
panel de su ordenador.
-¿Qué opinas sobre
los porcentajes, fangosillo?
-¿Porcentajes?
-Teoría del sabio.
-Oh, ya veo. ¿Qué
posibilidades hay de las explosiones?
-Exactamente.
Artemis pensó en
ello.
-Considerándolo
todo, diría que hay un noventa por ciento. Si yo fuese un hombre de
apuestas y hubiese alguien para hacer este tipo de apuesta, pondría
mi última moneda de oro.
Camorra se paseó
por la pequeña oficina.
-Necesitamos liberar
a Opal. Dejarla ir inmediatamente.
Ahora Holly dudaba.
-Vamos a pensar
sobre esto, Camorra.(NT/ Dice Trubs en vez de Trouble, pero no sabía
cómo acortar Camorra)
El comandante se
giró hacia ella.
-¿No has oído lo
que ha dicho el humano? ¡Fisión! ¡No podemos tener una fisión
bajo tierra!
-Estoy de acuerdo,
pero aún podría ser una trampa.
-La alternativa es
demasiado terrible. Ponme Atlantis en línea. Necesito hablar con el
guardián de las Profundidades. ¿Es todavía Vinyáya?
Artemis habló
rápidamente, pero con su voz dominante que hacía de él todo un
líder desde la edad de diez años.
-Es demasiado tarde
para liberar a Opal. Todo lo que podemos hacer es salvar su vida. Eso
es lo que ella había planeado desde el principio.
-¿Salvar su vida?-
se quejó Camorra.- Pero si todavía tenemos...- Camorra echó un
vistazo a la cuenta atrás de la pantalla.- Diez minutos.
Artemis dio una
palmada en el hombro de Holly, y luego se alejó.
-Si vuestra
burocracia es como la humana, entonces no seréis capaces de meter a
Opal en un transbordador en ese tiempo. Lo que sí os da tiempo a
hacer es bajarla hasta el núcleo del reactor.
Kelp todavía no
había aprendido a callarse y a dejar a Artemis explicar, así que
seguía haciendo preguntas, ralentizando el proceso y haciéndoles
perder valiosos segundos.
-¿El núcleo del
reactor? ¿Qué núcleo del reactor?
Artemis levantó un
dedo.
-Una pregunta más,
Comandante, y me veré forzado a que Mayordomo te ponga a raya.
Kelp estaba a un
suspiro de expulsar a Artemis, pero la situación era crítica y si
había alguna oportunidad de que el humano pudiese ayudar...
Apretó los puños
hasta que sus dedos crujieron.
-Vale, habla.
-Las Profundidades
es alimentado por un reactor de fisión natural en una capa mineral
de uranio situada en un lecho de granito similar a una en Oklo,
Gabon,- dijo Artemis, rescatando los hechos de su memoria.-La
People's Power Company recolecta la energía en pequeñas vainas
establecidas en el uranio. Estas vainas se construyen con la ciencia
y la magia necesarias para resistir una explosión nuclear moderada.
Eso se enseña en vuestros colegios. Todas las criaturas en la sala
lo sabe, ¿correcto?
Todos asintieron.
Técnicamente era cierto, ahora lo sabían.
-Si llevamos a Opal
dentro de la vaina antes de que el tiempo se acabe, entonces la
explosión se contendrá al menos y teóricamente. Si echamos
suficiente espuma anti-radiacción, Opal podría incluso mantener su
integridad física. Aunque esto es algo por lo que yo no apostaría
mi última moneda de oro, pero parece ser que Opal está dispuesta a
correr el riesgo.
Camorra estuvo
tentado de golpear a Artemis en el pecho, pero se resistió
sabiamente.
-¿Me estás
diciendo que todo esto es un elaborado plan de escape?
-Por supuesto,- dijo
Artemis.- Y no es tan elaborado. Opal está forzándote a liberarla
de su celda. La alternativa es la destrucción total de Atlantis, y
cada alma que hay en ella.
Potrillo ya había
cogido los planos de la prisión.
-El núcleo del
reactor está a menos de cien yardas de la celda de Opal. Estoy
contactando con el guardián ahora.
Holly sabía que
Artemis era un genio y que no había nadie más cualificado para
adivinar secuestradores. Pero todavía había opciones.
Miró a las figuras
de la pantalla y sintió frío al ver lo casuales que parecían los
gnomos sabiendo lo que iban a hacer. Estaban encorvados como
adolescentes, casi sin mirar a su prisionera, arrogantes en sus
actitudes y con las máscaras inteligentes que leían sus expresiones
y las mostraban con la cara del dibujo animado. Las máscaras
inteligentes se hicieron muy populares con el auge del karaoke, la
gente podía entonces parecerse a sus ídolos además de sonar como
ellos.
Quizá ellos no
tienen ni idea de todo lo que está en juego, pensó
Holly de repente. Es posible que ellos sepan lo mismo que
yo hace diez minutos.
-¿Pueden oírnos?-
preguntó a Potrillo.
-Ellos pueden, pero
nosotros no hemos respondido todavía. Tan solo aprieta el botón.
Eso no era otra cosa
que una forma de hablar; No era realmente un botón, sino un sensor
que se accionaba cuando se tocaba.
-¡Para el carro,
Capitana!- ordenó Camorra.
-Soy una negociadora
capacitada, señor,- dijo Holly, esperando que el respeto en su tono
de voz le permitiese hacer lo que quería.- Y yo estuve una vez...-
ella miró con cara de culpabilidad a Artemis, apenada de tener que
jugar ese papel.- Y yo estuve una vez bajo secuestro, así que yo sé
como funcionan estas cosas. Dejadme hablar con ellos.
Artemis asintió
alentadoramente, de forma que Holly supo que entendía su táctica.
-La Capitana Canija
está en lo cierto, Comandante,-dijo.- Ella es una negociadora
natural. Incluso se las arregló para llegar hasta mí.
-Hazlo,- ladró
Camorra.- Potrillo, tú sigue manteniéndote en contacto con
Atlantis. Y reúne al Consejo, tenemos que empezar a evacuar las dos
ciudades ahora mismo.
Aunque no pudieses
ver las verdaderas caras de los gnomos, las expresiones de las
máscaras de personajes de dibujitos eran aburridas. Esto no estaba
siendo tan emocionante como ellos pensaban que sería. Después de
todo, ellos ni siquiera podían ver a su público y nadie había
respondido a sus amenazas. Lo que había empezado como una acción
revolucionaria estaba comenzando a parecer solamente dos gnomos
metiéndose con una duende.
Pip
movió su arma hacia Kip, y el significado de esta acción era claro.
¿Por qué no le disparamos ya simplemente?
Holly activó el
micrófono con un movimiento de su mano.
-Hola, soy la
Capitana Holly Canija de la PES. ¿Podéis oírme?
Los gnomos se
animaron de inmediato. Pip incluso intentó dar un silbido, que sonó
rasposo a través del distorsionador de voz.
-Hey, Capitana
Canija, hemos oído hablar de ti. Hemos visto fotos. No eres
demasiado trapajosa, Capitana.
Holly reprimió una
réplica, era mejor no replicarle a un secuestrador.
-Gracias, Pip.
¿Debería llamarte Pip?
-Tú, Holly Canija,
puedes llamarme como quieras y cuando quieras.- rió Pip, y extendió
la mano que tenía libre hacia su compañero para chocar los
nudillos.
Holly no podía
creerlo. Estos dos estaban a punto de incapacitar todo el mundo de
las criaturas y estaban haciendo el tonto por ahí como dos goblins
en una fiesta de bolas de fuego.
-De acuerdo, Pip,-
continuó Holly.-¿Qué podemos hacer hoy por ti?
Pip sacudió su
cabeza con tristeza hacia Kip.
-¿Por qué siempre
las guapas son tontas?- Se volvió de nuevo hacia la cámara.- Tú
sabes lo que tenéis que hacer, ya os lo hemos dicho. Liberad a Opal
Koboi, o su versión joven tomará un largo sueño, lo que quiere
decir que recibirá un disparo en la cabeza.
-Necesitas darnos un
poco más de tiempo para pensar. Venga, Pip, ¿una hora más? ¿Por
mí?
Pip se rascó la
cabeza con el mango de la pistola, fingiendo considerarlo.
-Eres mona, Holly,
pero no tanto. Si te doy otra hora, me localizarás de alguna manera.
No, gracias, Capi. Tienes diez minutos. Si yo fuese tú, abriría la
celda o llamaría al enterrador.
-Este tipo de cosas
toman su tiempo, Pip,- persistió Holly, repitiendo el nombre,
forjando un vínculo.- Se tardan tres días en pagar una multa de
aparcamiento.
Pip se encogió de
hombros.
-No es mi problema,
babe. Ah, y tú puedes llamarme Pip durante todo el día que eso no
nos hará mejores amigos. Ese no es mi verdadero nombre.
Artemis desactivó
el micrófono.
-Es listo, Holly. No
juegues con él, tan solo cuéntale la verdad.
Holly asintió y
encendió el micrófono.
-De acuerdo, como te
llames. Déjame dejarlo claro. Hay una gran posibilidad de que si
disparas a la joven Opal haya una serie de enormes explosiones aquí
abajo. Muchas personas inocentes morirían.
Pip movió su arma
sin importarle.
-Oh sí, las leyes
cuánticas. Nosotros ya lo sabíamos, ¿verdad, Kip?
-Las leyes
cuánticas,-dijo Kip.- Por supuesto que lo sabemos.
-¿Y no os importa
que criaturas buenas, que pueden ser cercanas a vosotros, mueran?
Pip levantó sus
cejas, de modo que sobresalían por encima de la máscara.
-¿Quieres a alguien
de tu familia, Kip?
-No tengo familia,
soy huérfano.
-¿De verdad? Yo
también.
Mientras ellos
bromeaban, Opal tiritaba en la suciedad, intentando hablar aun
teniendo la cinta aislante en la boca. Potrillo podría hacer un
análisis de voz para saber lo que estaba diciendo más tarde, si
había un después, porque no había que ser un genio para figurarse
que ella estaba suplicando por su vida.
-Debe haber algo que
quieras,- dijo Holly.
-Hay una cosa,-
contestó Pip.- ¿Me darías tu teléfono? Me gustaría que
quedáramos cuando todo esto haya acabado. Aunque puede pasar un
tiempo, por supuesto, en el que Refugio esté en ruinas.
Potrillo puso un
cuadro de texto en la pantalla, en el cual se leía: Están
trasladando a Opal ahora.
Holly agitó sus
párpados para mostrar que entendía (NT/ pone eso, aunque suene
raro...), después continuó con la negociación.
-Ésta es la
situación, Pip. Nos quedan nueve minutos y no podemos sacar a nadie
de Atlantis en ese tiempo. Es imposible. Tienen que adaptarse a
arriba, atravesar los conductos hasta mar abierto... No es suficiente
tiempo.
Las respuestas
teatrales de Pip cada vez eran más difíciles de aguantar.
-Bien, entonces
supongo que un montón de personas van a nadar. La fisión hará un
gran agujero en el escudo.
Holly estalló.
-¿No te importa
nadie? ¿Cuál es el precio del genocidio?
Pip y Kip rieron.
-La impotencia es un
sentimiento terrible, ¿verdad?- dijo Pip.- Pero hay sentimientos
peores. Ahogarse, por ejemplo.
-Y ser aplastado por
edificios,- añadió Kip.
Holly golpeó la
consola con sus diminutos puños.
Estos dos son
exasperantes.
Pip se acercó a la
cámara, de manera que su máscara ocupaba toda la pantalla.
-Si no recibo una
llamada de Opal Koboi diciéndome que está en una lanzadera camino
de la superficie en los próximos minutos, entonces dispararé a esta
duende. Tenlo por seguro.
Potrillo dejó
descansar su cabeza entre sus manos.
-A mí me solían
gustar Pip y Kip,- dijo.
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Y hasta aquí es el capi, espero que lo hayáis disfrutado. ^^
hooooooo genial gracias, pero quiero mas
ResponderEliminar^^ Ya está subido el segundo capítulo-> http://bajoelcolchondelunicrino.blogspot.com.es/2013/05/artemis-fowl-and-last-guardian_13.html
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